El marco económico de España, Andalucía y, por supuesto, Huelva es difícil de entender. Ya se confirma que debemos tanto dinero, más de 1.000 billones de euros (que no de pesetas), como producimos en el conjunto del Estado. Baja inflación, diríamos que con sostenida deflación. Elevado paro, muy por encima de la media europea. Devaluación de los salarios (un español gana menos que un inglés en cerca de 1.200 euros mensuales y se queda en 900 con respecto a un alemán) hasta el punto de que parece que la potente maquinaria del textil quiere volver a producir en España y abandonará los países llamados emergentes, donde les copian hasta el último diseño fabricado para venderlo luego en los ‘chinos’ (sin que resulte ser una ofensa para nadie) muy por debajo del precio de mercado. Bajo tipos de interés. Y en Andalucía, sin ir más lejos, por los datos aportados por el Observatorio Económico en su análisis del 1 ºT de 2016, con un descenso en las licitaciones públicas de más del 50% . Pues aún así, en marzo se calcula que la deuda de España creció en 14.031 millones de euros. Por dónde se nos va el dinero es la gran pregunta.
Porque este endeudamiento pone en riesgo, y no nos engañemos, todo el Estado del Bienestar y ya veremos (por el cambio en la pirámide poblacional) si también el fondo de pensiones, ya que al no poder autofinanciarse por la baja de cotizantes, tendría que ser el Estado el que inyectara, vía presupuesto, el dinero que faltaría para pagarle a los millones de pensionistas lo que en derecho le corresponde, después de haber estado años y años aportando empresas y trabajadores del salario bruto millones de euros a la TGSS. Son temas tan serios que, cuando se escuchan entrevistas a los candidatos a gobernarnos a partir del 26 de junio, obviando la realidad para irse por los ‘cerros de Ubeda…’ pues el ‘cabreo’ del personal que ya va entendiendo de todo esto, porque le afecta de manera directa, termina siendo monumental.
Estamos -por muchos paños calientes que se pongan y se negocie con la Unión Europea retrasar el cumplimiento del déficit acordando, que estando por encima del 0 % viene a significar que somos incapaces de generar ingresos para compensar lo que se gaste-, en una situación muy delicada y se engaña quien quiera presentar una realidad diferente. Y el momento de hablarlo todo y de conocer sus medidas, aparte de quién gobierna con quién, es ahora. Si licitamos menos que nunca, es decir que hacen las Administraciones menos inversiones que nunca, ¿cómo es posible que la deuda crezca y crezca?. Quien sepa explicar bien unas soluciones realistas y de una manera didáctica, sin desviarse de otras cuestiones tan cansinas como el «tú más», será el ganador de estas nuevas elecciones. Cuando no hay para comer en una casa, el problema no es lo que come, sino dónde se busca el dinero para poder comer lo que sea posible a cada economía familiar. Y en España, nuestro mayor problema es que ni con tipos de interés bajos damos con la tecla adecuada para dejar de deber tantos y tantos millones de euros.
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