
Siempre se ha mantenido que Huelva es una tierra de poetas, donde, desde tiempos inmemoriales, la gente que la habitaban componían sus leyes en verso, que alberga ya en el primer tercio del siglo XI a Abu Obáid al-Bekrí, coetáneo del Cid, que vivió en la Isla de Saltés y Ben Jalafún al-Azdi, que cultivaron la poesía, el ensayo, los estudios filológicos y, seguramente, narraciones breves. Tal es esa vocación poética que nuestro primer testimonio literario, fehaciente es el poema del Terremoto de Lisboa de 1755, romance anónimo de 198 versos donde se cuentan sus dramáticas repercusiones .
Su título: “Nuevo y curioso romance del estrago causado el día de Todos los Santos en la Villa de Huelva, declárese como reventó la mar y el río, pereciendo más de dos mil personas, arruinados los templos, y las casas, asistiendo, los pocos vecinos que ha quedado, en chozas; dando noticia ,cómo cayendo en el Convento de la Victoria parte de su templo, y altar mayor, entre sus ruinas se encontró el sagrario todo rompido, menos el Sagrado Copón, que lo cubría milagrosamente un medio ladrillo; con otras particularidades. Año de 1755”. Escrito por un fraile del desaparecido convento onubense de los Mínimos de la Victoria, e impreso en Sevilla.
Este romance del terremoto bien pudiera ser el origen, no ya de la poesía en Huelva, sino, también, del primer relato corto, porque tiene todos los ingredientes de una noticia periodista o de un anticipo de novela. El que fuese publicado en Sevilla no deja de suscitar alguna que otra reflexión.
En realidad el romance del terremoto no escapa en nada al esquema fijo del romancero tradicional, tan perpetuado en la poesía española y tan arraigado en la cultura popular.
Los hechos que narra supone un corte en la Hª moderna de Huelva. Destruida la mayor parte de sus casas, de pobre y frágil construcción, y dañado los edificios religiosos; la tarea de reconstrucción nos otorga una nueva Huelva, sin vestigios anteriores al siglo XVIII, con la única herencia del trazado urbano.
“ En la Gran Villa de Huelva,
Theatro donde hace asiento,
si de Seres la abundancia,
de Palas no es nada menos,
coronada de castillos
de murallas tiene puerto,
trafícase por la mar
con abundante comercio,
rígela un gobernador,
se hallan cuatro conventos,
tres de frayles, uno de monjas,
sus vidas sirven de exemplo;
Hermitas tres, y unas mil
Casas bien a lo moderno.”
El poema es muy significativo y nos lleva a reflexionar sobre nuestra historia cultural y literaria y el por qué de algunas situaciones actuales.
La poesía ha ocupado y ocupa un lugar señero en nuestra cultura que alcanza su cima con la concesión del nobel a JRJ ; y se han publicado revistas y libros y convocados premios y juegos florales y se han dedicado páginas especiales en los diarios provinciales… pero la novela no ha gozado de la misma consideración a pesar de contar con nombres tan ilustres como Muñoz y Pabón, autor de la Millona, muy elogiado por Menéndez Pelayo, clérigo y novelista nacido en Hinojos en 1866; José Nogales, Rogelio Buendía Abreu, padre del poeta Rogelio Buendía; y, más recientemente, Carlos Muñiz Romero, Ricardo Bada, José Mª Vaz de Soto, Manuel Garrido Palacios, Hipólito G. Navarro … a los que habrá, sin duda, que sumar una larga lista de jóvenes narradores recientes.
La publicación de libros de poesía y de novela es extraordinaria, las presentaciones de libros, ingentes.
Surge una nueva revolución de la cultura ,precisamente, cuando el papel pierde su importancia cediéndole el paso a otros formatos más novedosos y atractivos.
Decía Diego Díaz Hierro que el año 1915 fue la niña bonita de la cultura onubense por la proliferación de periódicos, libros, revistas… en nuestra ciudad; hoy, un siglo después contemplamos un nuevo resurgimiento de la cultura. ¡Bien venido sea!
JOSE BAENA ROJAS
Punta Umbría
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