Aunque con el mal sabor de ver y escuchar anoche como parte de la afición que acompañó al Barcelona (club de fútbol que tiene más peñas repartidas por el territorio nacional que en el de Catalunya) silvaba al himno oficial de España ante la presencia de los Reyes y observado por millones de telespectadores, mientras los sevillistas lo entonaban con orgullo, quedará grabado para los aficionados del Recreativo de Huelva el apoyo que el Real Betis Balompié ha hecho en estos últimos meses en apoyo del decano y, muy especialmente, el partido benéfico en favor de la plantilla de jugadores y personal administrativo que se celebró el pasado viernes, quienes son los de de una forma ‘sui generis’ han mantenido vivo en lo deportivo pagando viajes y gastos del arbitraje con los euros que casi como ‘donativo’ -porque no podría ser de otra forma- ha aportado cada persona que ha ido llenando el Nuevo Estadio Colombino para acompañar a los ‘abandonados’ trabajadores en la salvación deportiva, de momento, del club como equipo de la Segunda División B. Ahora queda lo más difícil, salvar a la sociedad anónima deportiva como entidad jurídica de carácter mercantil. Y eso requiere muchos millones de euros.
Si hubiera que definir la situación actual de la Sociedad Anónima Deportiva sólo podrían escribirse las palabras confusión’, ‘incertidumbre’ y hasta ‘asombro’. La vida de una sociedad mercantil, aparte de los sentimientos por una historia, por una seña de entidad, de unos colores, se rige por unas normas legales que, ineludiblemente, hay que cumplir y más cuando se está en la fase de cumplimiento de un convenio de acreedores. Porque el riesgo de que el Juzgado decrete el inicio de la fase de liquidación es enorme y cuando esto se pone en marcha, salvo un milagro’, ya no tiene vuelta atrás. Y ese es el agónico momento en el que se encuentra el ‘viejo’ decano. A estas alturas todo el mundo conoce la situación económica, millón arriba o millón abajo, de la compañía y el problema sólo se resuelve asumiendo no ya los pagos ‘in extremis’, a fecha 30 de junio, para no descender de categoría, sino el conjunto de la deuda que tiene como principal Administración Pública, en la ya larga lista de acreedores, nada más y nada menos que a Hacienda. Dice que el papel lo aguanta todo pero desde un punto de vista contable, aunque pudiera estar avalado por una tasación privada, es difícil de aceptar que de buenas a primera se active en la contabilidad, y por ello en las cuentas anuales que este martes se verán en Junta General de Accionistas, si es que ésta llegara a celebrarse, como patrimonio propio la propiedad del Nuevo Estadio Colombino que ahora mismo ha entrado en un litigio civil entre la mercantil Gildoy, como socio mayoritario y responsable máxima de la administración de la misma, y el Ayuntamiento e Huelva. Si el valor dado se quitará del balance la situación sería la de fondos propios negativos, es decir estado de ‘insolvencia’ o ‘quiebra técnica’. Algo que al ser la Junta de Accionistas un acto publico, que requiere luego su inscripción en el Registro Mercantil, donde están anotadas rodas las resoluciones judiciales del concurso, podría conllevar la comunicación directa al Juzgado de la situación contable de la SAD.
¿Y qué pinta la empresa Infotelwi? Esa es la pregunta que se hace por día todo el mundo. ¿Cabe la posibilidad de que alguien quiera echarse bajo su espalda, con la responsabilidad en el patrimonio personal que conlleva, tantos y tantos millones de euros cuando un club en categorías inferiores, sin los derechos televisivos que reporta estar en Primera o Segunda División. no genera ingresos ni para nivelar la cuenta de explotación de una temporada? No sabemos, a ciencia cierta dónde radica el ‘milagro’ de la salvación, ni esa tabla a la que agarrarse para salvar el momento y normalizar la vida de la SAD. Eso es algo, lo fundamental, vital, que comenzará a saberse a partir de los próximos días.
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