No se recordaba una tarde sin que se corte ni una sola oreja en Colombinas

El público, decepcionado ante tres de las primeras figuras del toreo

Roca Rey se llevó un susto por abusar del toreo entre pitones y ahogando la embestida de los toros.

Con tres toreros que despuntan en el escalafón, no se conoce que se cerrara una tarde de Colombinas en La Merced sin que ninguno torero de la terna cortara ni una sola oreja. Hasta tal punto ha llegado el hastío de los aficionados, que en el último toro de Roca Rey pidieron que no siguiera tocando la música.

¿Qué ha pasado para un hecho tan insólito cuando en la tarde anterior de José Tomás y David de Miranda se concedieron orejas con extraña generosidad?

Ni las 'manoletinas' entusiasmaron a la afición que pidió hasta se se cortara la música.
Ni las ‘manoletinas’ entusiasmaron a la afición que pidió hasta se se cortara la música.

Pues primero que todos, El Juli, Perera y Roca Rey, han estado muy mal en la suerte de matar y ninguno de ellos se ha acoplado con las embestidas de los cinco toros de Santiago Domecq, anovillados y de escasa presencia,  los lidiados en primer lugar, y de mucho más peso los tres últimos, por encima de los 575 kilos.

La tarde, de un calor asfixiante, tampoco ha ayudado mucho a levantar el ánimo y sólo ha reaccionado con el derribo del quinto toro de la tarde que ha dejado al picador con la pierna lastimada al caer encima todo el peso del caballo, el toreo de rodillas de Roca Rey. Por no gustar, no han gustado ni los arrimones, rozando desafiante con el muslo los pitones de su segundo toro.

Una tarde para olvidar cuanto antes y que ha dejado al público decepcionado y aburrido ante lo que se entiende que son las primeras figuras del toreo actual por la posición que ocupan de privilegio en casi todas las ferias. Pero el encaste del fallecido Juan Pedro Domecq, del que proceden los toros de Santiago, está muy agotado. Y si encima los toreros están abúlicos y fallando a espada, el cóctel no puede ser otro que el de una tarde en blanco.

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