El Castillo de Niebla acoge la obra ‘Rey Lear’, penúltimo espectáculo del Festival de Teatro y Danza

La compañía de teatro Atalaya ha llevado hasta el Castillo de Niebla 'Rey Lear'

La compañía de teatro Atalaya ha llevado a escena en el incomparable marco del Castillo de los GuzmánRey Lear‘, de William Shakespeare, penúltimo espectáculo de la 34 edición del Festival de Teatro y Danza.

La representación de este sábado en Niebla ha sido la segunda función que Atalaya realice de ‘Rey Lear’, tras su estreno el 20 de julio en el Festival de Teatro Clásico de Olmedo, donde obtuvo una excelente aceptación de crítica y público.

El montaje cuenta con un elenco de nueve actores, encabezado por una veterana de la formación, Mamen Gallardo en el papel de Rey Lear. Ésta es la séptima vez que Atalaya presenta un espectáculo en el Festival de Niebla, desde que en 1992 lo hicera por primera vez con ‘Metalmorfosis’, siendo su última participación ‘Ricardo III’ en la edición de 2010.

Rey Lear supone el 24 espectáculo de Atalaya. Se estrena en un año especial en que se conmemoran los 35 del grupo y los 10 desde que recibiera el Premio Nacional de Teatro. Representa la segunda adaptación y puesta en escena sobre textos de Shakespeare, tras Ricardo III.

Los grandes temas que subyacen en la obra: Naturaleza, locura, caos, ambición… están llevados a la mayor dimensión que se haya escrito jamás, dotándola de un potencia extraordinaria que provoca una catarsis en el espectador.

A medida que han pasado los siglos y se ha ido agravando el desahucio del hombre, el rey Lear ha sabido acoger en su lectura, como ninguna otra tragedia y gracias sobre todo a este tercer acto, las vivencias más extremas que hemos ido experimentando.

El texto está basado en un cuento popular que aparece incorporado a la historia antigua de Inglaterra desde el siglo XII. Cuentan las crónicas que el viejo Lear quiso conocer el grado de afecto de sus tres hijas para designar sucesora a quien más le quisiera. Dos se deshicieron en halagos y la menor le contestó que le quería como padre y nada más. Le pareció poco al rey, que la castigó. El tiempo y las peripecias vendrían a demostrar más tarde que era la única digna del trono que, por fin, tras una guerra con las hermanas, consiguió. Shakespeare amplía y transforma la trama, infundiéndole una visión personal. Paralelamente a la propia historia de Lear plasma la de Gloucester y sus hijos. El resultado supone una experiencia extrema de dolor, locura y destrucción expresada crudamente y sin reservas.

 

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