La nueva Estrategia de Seguridad Alimentaria reforzará los controles sanitarios y de consumo

El plan aprobado por el Consejo de Gobierno incluye medidas para vigilar la calidad nutricional

Se establece un seguimiento prioritario de las denominadas “declaraciones nutricionales” y “alegaciones saludables”, es decir, los datos con que se presentan ciertos productos como poseedores de una propiedad adicional beneficiosa para la salud o la nutrición.

El Consejo de Gobierno ha aprobado hoy la nueva Estrategia de Seguridad Alimentaria 2018-2022, que refuerza los controles de protección de la salud a lo largo de toda la cadena e incrementa el control de la información que se ofrece a las personas consumidoras.

El plan incluye medidas de simplificación de trámites administrativos para las empresas, tanto los relativos al inicio de la actividad como a los controles a posteriori, así como de fomento de los mecanismos de autocontrol, vigilancia de la calidad nutricional y promoción de las alianzas entre administraciones, ciudadanía y los operadores económicos.

Promovida por la Consejería de Salud y elaborada con la participación de asociaciones científicas, organizaciones de consumidores y representantes de los sectores agroalimentario y de la restauración, la estrategia presta especial atención a garantizar la veracidad de la información que se ofrece sobre calidad nutricional y  posibles propiedades saludables. En este sentido, se establece un seguimiento prioritario de las denominadas “declaraciones nutricionales” y “alegaciones saludables”, es decir, los datos con que se presentan ciertos productos como poseedores de una propiedad adicional beneficiosa para la salud o la nutrición. Esta vigilancia incluye la oferta de productos por internet y prevé medidas contra los responsables de comercialización irregular.

La estrategia también actualiza el ámbito de las inspecciones y controles oficiales completando la acción de policía sanitaria con otras medidas dirigidas a la autorregulación, la colaboración y el fomento de las responsabilidades compartidas. En este ámbito se da prioridad a la vigilancia de la calidad nutricional, la prevención de las enfermedades transmitidas por algunas comidas, el fomento de los hábitos saludables y la incorporación de nuevos controles para garantizar que los alimentos no sólo sean seguros sino también adecuados desde el punto de vista de la salud.

El texto implica a todos los sectores que participan en la cadena alimentaria a través de la creación del Sistema Andaluz de Seguridad Alimentaria, que garantiza tanto la coordinación como la orientación de las políticas en todos los eslabones de la cadena. Asimismo, habilita instrumentos directos de comunicación, transparencia y rendición de cuentas para situar a la ciudadanía en el centro del sistema y facilitar su participación.

En línea con la perspectiva de la cadena alimentaria conocida como “de la granja al tenedor”, el documento incluye finalmente un análisis sociodemográfico, otro del marco económico del sector alimentario en Andalucía y un sistema de seguimiento y evaluación.

 

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