UPA Andalucía defiende que la reducción de aforo en el olivar debería repuntar los precios del aceite

Los olivos en toda España acusan la sequía, las olas de calor y las tormentas. Foto: Joaquín Terán

UPA Andalucía ha visto confirmadas sus previsiones de una importante reducción de la producción de olivar en la campaña 2019-2020, tras conocer los datos de aforo presentados ayer en Jaén por parte de la consejera de Agricultura.

Las estimaciones prevén una producción en España de 1.250.000 toneladas, frente a las cifras récord de 1.788.000 t del pasado año. Centrándonos en Andalucía, se estima una producción de 983.680 toneladas, lo que supone un 32,7% menos que la pasada campaña, un 6,9% por debajo de la media de las últimas cinco campañas. En un desglose por provincias, la que mayor descenso sufre en la producción es Huelva, con un 40,4%; no obstante, su volumen de aceite es el más pequeño (5650 t). Resulta grave la merma de las mayores productoras: en Jaén, se prevén 455.070 t, con una reducción del 31,7% y en Córdoba se espera un descenso productivo del 37,1%, con 230.000 t aforadas. Le siguen en producción con unas 112.210 y 102.660 t en Granada y Sevilla, con una reducción del 29,8 y 31,4% respectivamente. Málaga estima un 31,8% menos de producción con 59.120 t y, por último, Cádiz, con 8.500 t y un 31,7% menos de aceite.

Dos motivos principales son los que están condicionando las bajas expectativas de producción para esta campaña: por un lado, la sequía originada por una falta de precipitaciones tanto en primavera como en otoño, agravada por las altas temperaturas en verano. Esto ha provocado un déficit hídrico de más de 200 l/m2 en todas las comarcas olivareras, y es patente con especial intensidad en el olivar tradicional de secano, donde mucho fruto se ha perdido y, el que queda en el árbol, está en situación crítica. Por otro lado, influye en la reducción la vecería, que, de manera natural, marca una cosecha pequeña tras la pasada, que fue especialmente abundante. No obstante, desde UPA Andalucía recuerdan que el aforo no es una ciencia exacta. El desarrollo de la campaña depende mucho de que en las próximas semanas puedan venir lluvias que podrían modificar al alza las estimaciones de producción.

Desde la organización agraria insisten en que la importante reducción de la producción prevista en el aforo, unida al anuncio de la próxima autorización del almacenamiento privado, deberían ser razones suficientes para repuntar el precio del aceite de oliva en el mercado. Obviamente, esto solo será posible siempre que la oferta y la demanda funcionen correctamente y no haya movimientos especulativos por parte de la distribución y la comercialización, como viene ocurriendo en los últimos años.

La merma productiva de aceite reducirá el valor final de la producción agraria y, además, también afectará al empleo, pues se generarán muchas menos contrataciones y una pérdida importante de jornales. Por ello, es primordial luchar porque el precio del aceite de oliva en origen alcance unos mínimos que permitan cubrir los costes de producción para que los agricultores no se sigan arruinando. Esto lo podría solventar el establecimiento de contratos tipo que garanticen unos precios mínimos ligados a los costes.  Pero también es necesario seguir reclamando medidas urgentes como ayudas para impulsar la concentración de la oferta, el envasado y la comercialización. También hay que destinar más recursos económicos técnicos y humanos en materia de promoción y apertura de nuevos mercados.

Es prioritario dotar de presupuesto al sector para realizar controles de calidad y terminar con los fraudes y adulteraciones que ensombrecen la calidad, el valor y la seguridad alimentaria de nuestro aceite de oliva. Además del almacenamiento privado, el sector precisa que Bruselas permita otras medidas de autorregulación del sector, así como la modificación de la Ley de Cadena Alimentaria, para que se prohíban prácticas comerciales desleales como la venta a pérdidas o el uso de productos gancho. Solo con la aplicación de estas medidas, se podrá aportar un equilibrio en los precios y una garantía de renta para todos los eslabones de la cadena alimentaria.

 

 

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