
Como ya publicó Huelvared en su día, el pasado 25 de marzo, y ahora publica El Independiente, durante los meses más duros de la pandemia de COVID-19, desde Huelva se realizaron numerosos traslados de cadáveres desde Madrid a Huelva, para ser incinerados en diferentes crematorios de la provincia, dado el colapso tremendo que vivía la capital de España.
El Independiente ha hablado con Filiberto Sosa y su equipo que cuentan, como cogían varios furgones fúnebres en Huelva, viajaban seis horas a Madrid y cargaban los vehículos de féretros. Regresaban sobre las 7 de la mañana a Huelva, los cremaban y pocas horas después volvían a poner rumbo a la morgue instalada en el Palacio de Hielo. Así ocurrió casi a diario desde el 20 de marzo y el 30 de abril y trasladaron 1.512 cadáveres en total en ese periodo.
Apenas descansaron en ese tiempo cargando muertos y devolviendo cenizas. El Independiente publica ahora que fueron en total 30 viajes de ida y vuelta. Cinco furgones funerarios, 50 cadáveres diarios, 1.512 fallecidos totales que viajaron de Madrid a Huelva para evitar que los servicios funerarios de Madrid se colapsaran en esos momentos, los más duros de de la pandemia.
Filiberto Sosa, que tiene 17 tanatorios y cinco crematorios en la provincia de Huelva, ha narrado el horror y ha dicho que no sabían si podrían aguantar tanto física como psiquicamente. «Yo he llegado a ver más de 3.000 cadáveres en un solo día», comenta a ese medio. «Se dormía cuando se podía. Aquí hemos arrimado el hombro todo lo que hemos podido y estamos muy orgullosos del trabajo que hemos hecho. Hemos trabajado sin contar los días»», relata Filiberto, de 52 años.
La Comunidad de Madrid se ha llevado la peor parte de la pandemia desde el inicio. Entre marzo y abril acumuló casi 14.000 fallecidos, según los datos oficiales. Los servicios funerarios -en Madrid hay dos crematorios públicos y 28 privados- no daban a basto y pidieron ayuda a otras provincias, como ya dijimos en Huelvared.
A Filiberto le llamaron de Interfuneraria y Mémora, dos servicios funerarios privados que operan en la Comunidad de Madrid y no dudó ni un segundo en poner sus 17 tanatorios y cinco crematorios al servicio del país. «Yo he sido cabo primero en la Legión y de ahí nace mi relación con la muerte y el espíritu de socorro. Lo que primero que hicimos fue socorrer y lo último, cobrar». Cobraron 1.500 por cada furgón y viaje.
En la Legión también está Francisco Jose Nieto Romero, que no dudó en ponerse al servicio de su amigo Filiberto cuando le pidió auxilio.
Dice Filiberto en el reportaje de El Independiente, que en los viajes a Madrid iban 12 personas, dos por furgón, que conducían por carreteras totalmente vacías. Más de 600 kilómetros sin ver un solo coche. «Nos abrían las gasolineras y nos invitaban al café», cuenta al borde de las lágrimas Filiberto. «Es que es de mucho orgullo lo que hemos hecho».
Los tanatorios que dirige Filiberto en Huelva dan una media de 2.500 servicios al año. Esta vez fueron 1.500 en 40 días con viajes casi diarios a Madrid.
En los furgones, según la ley, solo pueden ir diez féretros, pero la situación era tan desesperada que la policía sanitaria mortuoria permitía que se produjeran enterramientos e incineraciones sin esperar las 24 horas estipuladas y los furgones iban hasta los topes, muchas veces con más de diez féretros. «Nuestros crematorios estuvieron funcionando prácticamente 24 horas en ese mes y pico», señala Filiberto.
La mayoría de los viajes que empezaban en Huelva tenían como destino el Palacio de Hielo, donde se instaló una morgue provisional. Como ya contarán en su día a Huelvared, «el ambiente era tremendo ahí. Lo hicimos con el máximo respeto posible y nunca olvidaré ese olor a muerte».
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