OnuCoop propicia el dinamismo del sector vitivinícola onubense a pesar de la crisis del Covid-19

Desde que comenzó la crisis, OnuCoop ha exportado más de 100.000 botellas de vinos de Huelva

El sector vitivinícola onubense sigue en marcha y a un ritmo más que aceptable pese a la crisis del COVID-19

El mundo se ha parado prácticamente a causa de la crisis del coronavirus, pero el sector vitivinícola onubense sigue en marcha y a un ritmo más que aceptable, gracias en buena parte a la iniciativa de OnuCoop, una cooperativa de segundo grado que engloba a las cooperativas de primer grado de Almonte, Bollullos, Rociana, La Palma del Condado, Manzanilla y Villalba, con el apoyo de la cooperativa de servicios SeproCoop.

Esta combinación de cooperativas de primer y segundo grado han conseguido, con iniciativa y respeto por la estructura primigenia de las productoras vitivinícolas, exportar, desde que comenzó la crisis del Covid19, más de 100.000 botellas de vino de Huelva de primera calidad a mercados extranjeros. Este hecho, importante en cualquier situación, es transcendental, dada la caída de las ventas nacionales y la práctica paralización de la actividad industrial del país, lo que pone de manifiesto la importancia capital de las cooperativas agroalimentarias. Gracias a ello, este producto ha sido puesto en valor mientras que, de otra forma, hubiera sido vendido a granel, con la devaluación que ello supone para estos caldos a pesar de sus excelentes características, y la baja rentabilidad que representa para el agricultor.

Esa búsqueda del valor añadido y de la mejora de la rentabilidad del agricultor, o, mejor dicho, subsistencia, ha sido desde el principio el objetivo de OnuCoop, cuyo gerente, Luis Bermúdez, sostiene que es necesario seguir creciendo en el mercado nacional, pero que es en el internacional donde estos caldos encuentran un nicho perfecto para que sean considerados como lo que realmente son: un producto de primera calidad, con unas cualidades organolépticas que bien merecen una etiqueta propia. No hay que olvidar que son vinos únicos, producidos con una variedad tan exclusiva como la Zalema.

“Puede ser una marca ya existente –como Enuva, Condaluz, Señorío del Condado…-, la marca originaria que la cooperativa de primer grado hubiera concebido para el producto, o bien, si es necesario, una marca creada ex profeso para cautivar al público de un determinado país”, explica Bermúdez. Porque OnuCoop no para de estudiar los mercados a los que va a dirigir los vinos de las cooperativas que la integran, con el fin de conocer exhaustivamente sus preferencias y presentar de este modo ofertas certeras.

Hasta el momento, la estrategia está siendo un éxito, y los vinos de OnuCoop han llegado incluso a China, pasando por Polonia, Rusia, Letonia o Ucrania, que se han revelado como grandes admiradores de los caldos onubenses. Además, los vinos de OnuCoop se pueden adquirir a través de la tienda online de Enuva y también en Amazon.

Y todo ello con mucha creatividad y sacrificio y muy poca ayuda, ya que como señala Luis Bermúdez, OnuCoop, que prevé incorporar muy pronto al resto de cooperativas de Huelva y que está inmersa en conversaciones con cooperativas de Cádiz y Córdoba, no ha recibido ninguna ayuda de la administración y sólo ha contado hasta este momento con el apoyo de la Caja Rural del Sur y de su Fundación.

Aprovecha Luis Bermúdez para solicitar el tan necesario apoyo de las distintas administraciones: “nuestro proyecto mejora la rentabilidad del agricultor, ya que somos una cooperativa formada por cooperativas, que ayudamos a que la comercialización del vino se haga al final de la cadena de valor de la uva: recolectamos, elaboramos vino, lo embotellamos y lo comercializamos, creando trabajo y riqueza en nuestros pueblos y ayudando a fijar la población a los mismos”. “Necesitamos que las distintas administraciones locales, provinciales, regionales y nacionales, nos presten apoyo, para poder avanzar a la velocidad que necesita el sector y sus cooperativas y agricultores”, insiste.

Respeto a la tradición, defensa del viñedo de Doñana

Una buena parte del éxito del proyecto que nació en 2015 con la intención de ayudar a las cooperativas a comercializar su producto y aminorar la pérdida de rentabilidad que estaban sufriendo, ha sido el respeto a la tradición, a la esencia, al carácter y a la estructura de esas cooperativas que engloba.

“Nuestro objetivo es ni más ni menos que su continuidad, porque el hecho de que estas cooperativas sigan con su actividad favorece el empleo y la economía local de las zonas rurales”, y es en esas zonas, más concretamente en el entorno de Doñana, donde se sigue produciendo un vino cargado de historia, un producto con un peso específico que, sin embargo, no ha encontrado una justa recompensa.

Este es el único vino del mundo que se produce dentro de una Reserva de la Biosfera como es Doñana, y que es producto de un cultivo, el viñedo de secano, que, por desgracia, tras décadas de falta de rentabilidad, ha ido retrocediendo hasta ocupar tan solo unas 3.000 hectáreas de terreno, lo que ha provocado y está provocando graves problemas de conservación del Parque de Doñana.

Sin embargo, este cultivo endémico de Doñana es vital para su sostenimiento. Su agricultura es uno de los usos tradicionales de este entorno y es absolutamente respetuoso con el medio ambiente, ya que no consume apenas recursos y, sin embargo, si actúa como fijador de las características del terreno y como sumidero de CO2.

OnuCoop trabaja por tanto para que “la marca Doñana” sea un valor añadido para este vino y que ello contribuya a que sea aún más apreciado tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

 

La cooperativa de segundo grado promueve la exportación a mercados internacionales y defiende la continuidad del tradicional viñedo de secano del entorno de Doñana

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