El aumento de la presencia de tuberculosis bovina en la ganadería española en los últimos tres años, rompiendo la tendencia seguida desde que en 1.965 se iniciaron las primeras actuaciones contra esta enfermedad, mantiene preocupado al sector.
La Unión de Uniones ha solicitado al Ministerio de Agricultura que haga públicos cuanto antes los datos de los muestreos llevados a cabo en el último año y que informe de la evolución de los trabajos realizados por el Grupo de Trabajo específico constituido junto con las comunidades autónomas.
La convivencia del ganado con fauna silvestre enferma, y en algunos casos los recortes presupuestarios, según ha manifestado la Unión de Uniones, son dos de las principales causas del incremento del número de cabezas de ganado vacuno afectado, lo que «si bien no representa ningún riesgo para la salud humana, sí supone un problema económico muy importante para los ganaderos», ha señalado la organización.
En el año 2012, los programas de erradicación de la tuberculosis bovina puestos en marcha en España habían logrado reducir la enfermedad a unos niveles de prevalencia mínimos del 1,31, con 1.457 rebaños con diagnósticos positivos para 11.132 animales. Desde entonces, la prevalencia de la tuberculosis bovina ha crecido hasta situarse, en 2014, en el 1,72, con 1.857 explotaciones infectadas y un número de animales positivos de casi 19.700.
Prevalencia en Andalucía al 15%
Andalucía y Extremadura son las comunidades autónomas principales responsables de los malos datos de evolución de la enfermedad y, de hecho, en ambas regiones se ha informado por parte de sus respectivas consejerías de repuntes nuevamente en 2015, que podrían llevar la prevalencia en Andalucía al 15% y en Extremadura superar el 11%. La preocupación de los ganaderos de estas comunidades autónomas es evidente. No obstante, los titulares de explotación de otras comunidades han manifestado su inquietud, tanto por picos de la enfermedad en 2015, como el caso de Asturias, así como el hecho de que las causas de los rebrotes puedan repetirse en sus territorios, como en el Caso de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid.
Para Unión de Uniones, los recortes presupuestarios en sanidad animal, que han mermado los medios humanos y técnicos, han podido influir puntualmente en esta situación. Sin embargo, considera que el principal problema reside en la convivencia entre las especies ganadera y las especies silvestres portadoras de la enfermedad. «El hecho de que la tuberculosis en las zonas afectadas incida especialmente en la ganadería extensiva, que comparte espacio con dicha fauna, es un indicio de ello», ha puntualizado.
El Programa Nacional de Vigilancia en Fauna Silvestre obliga a las comunidades autónomas a realizar anualmente controles con el fin de detectar cuándo la fauna silvestre puede actuar como reservorio de determinadas enfermedades. Según los últimos datos publicados, correspondientes a 2014, se dan muy altas presencias de positivos en jabalíes en Castilla-La Mancha (42,1 %), Extremadura (22,7 %) y Madrid (24,0 %). En cuanto a cérvidos, repiten con valores importantes de presencia de la enfermedad, Madrid (53,38 %) y Extremadura (37,33 %), habiéndose realizado muy pocas muestras (6) en Castilla-La Mancha, con un positivo.
Para Andalucía, el Plan de Erradicación de Tuberculosis 2015/2016, aporta como dato de vigilancia en 2013 que, en el caso de los jabalíes, se detectó la enfermedad en un 85 % de los jabalíes testados y en un 20 % de los ciervos. En las zonas con mayores problemas sanitarios para el ganado por tuberculosis, los porcentajes de animales silvestres infectados multiplican el de animales bovinos domésticos. A este alto porcentaje de animales silvestres contagiados, se une también, como factor de riesgo de expansión de la enfermedad, el evidente incremento de las poblaciones que, en algunos casos, y particularmente en el del jabalí, han sido espectaculares.
Control de animales silvestres
La organización recuerda que la Ley de Sanidad animal, con las necesarias excepciones para preservar los recursos genéticos, prevé medidas de control de animales silvestres para asegurar el mínimo riesgo de difusión de enfermedades. Igualmente, el Reglamento 2016/249, del Parlamento Europeo y el Consejo, relativo a las enfermedades transmisibles de los animales, establece también las actuaciones a adoptar para el control y erradicación de enfermedades en los animales silvestres cuando supongan un riesgo para la salud pública o para la de los animales en cautividad.
La Unión de Uniones considera que, mientras no se ataje este problema, que se está intensificando en los últimos años, «pueden ser inútiles cuantas inversiones se realicen en erradicación de la tuberculosis bovina, al igual que ciertas medidas, como el aislamiento de explotaciones, que someten a un grave estrés económico a los ganaderos, sin que ello repercuta en una mejora de la situación sanitaria, al no suprimir la mayor fuente de contaminación» que, a juicio de la organización, «en las áreas con mayores problemas es la presencia de fauna silvestre enferma».
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