Emilio Silvera y Alejandro Conquero se dejaron ir una tarde de puerta grande en la primera de Colombinas

Emilio Silvera se dejó ir un triunfo en su debut al fallar a la hora de matar.

Aunque Emilo Silvera que hacía su debut en La Merced, cortó una oreja en su primero en tarde, el fallo con la espada le privó de lo que podría haber sido de puerta grande y Alejandro  Conquero, el otro onubense que le acompañaba en el cartel, no acabó de conectar con el público y los toros de La Dehesilla y José Luis Pereda, el lidiado en sexto lugar, se fueron al desolladero con mucha orejas que, por su buena presentación y movilidad en todos los tercios, traía esta novillada en la apertura de los festejos de Colombinas 2016.

La presencia de José Tomás este viernes ha terminado tirando de los abonos hasta el punto de que en esta primera novillada, que había quedado en un mano a mano entre dos toreros de a tierra, hubo más de tres cuarto de plaza en tarde en la que se esperaba con mucho cariño a Emilio Silvera y con una sorprendente frialdad, sin que en realidad se pueda saber por qué, a Alejandro Conquero.

Se lidiaron cinco toros la Dehesilla y uno de José Luis Pereda, todos ellos de procedencia Núñez. Tuvieron mucha movilidad, hasta el punto de poner a las cuadrillas en apuro, y fueron bien al caballo, principalmente el lidiado en quinto lugar, hasta el punto de que el picador fue ovacionado.

A Alejandro Conquero se le fue la tarde.
A Alejandro Conquero se le fue la tarde.

Alejando Conquero, muy frió roda la tarde, se llevó silencio, saludos y silencio en el buen quinto. Mientras que Emilio Silvera logró una oreja en su primero y con un aviso. Perdió el triunfo de puerta grande en el segundo por fallar con espada y descabello y escuchó los tres avisos aunque el toro terminó por echarse en en las tablas y no fue precisa la devolución a los corrales. En el último, también volvió  a fallar con la espada, y saludó en medio de unos aplausos que venían a estimular más lo que se puede ser una carrera profesional que ahora se inicia que por la descompensada faena con la que concluyó la tarde-noche en La Merced.

La izquierda de Emilio Silvera es prodigiosa.
La izquierda de Emilio Silvera es prodigiosa.

Hay que destacar que los mejores momentos se vivieron en el segundo de Emilio Silvera, con una faena basada, sobre todo, en una poderosa mano izquierda que levantó a los aficionados del tendido, para rematar con un puro toreo de frente. Cuando vio el que toro le pedía la muerte no se percató que estaba mal colocado y que él mismo no siguió el ritual con la espada, entrando a matar de manera precipitada y poniendo más corazón que técnica. Empezaron los nervios con el segundo intento, mientras iban sonando los avisos y ya con el descabello evidenció lo clásico de un torero que debuta. Cundió el desanimó al sonar los tres avisos pero el toro acabo muriendo en el ruedo.

Hay que decir en favor de Emilio Silvera que en tarde de responsabilidad empezó estando muy tranquilo, queriendo hacer las cosas bien y que lo bordó con  ‘Noblezo’, de 455 kilos de peso. Tiene técnica, domina bien tanto capote como muleta pero le queda mucho de práctica con la espada, que a la postre son las que dan tardes de gloria o te la quitan. Pero tiene por delante, si lo llevan bien, un buen carrerón como torero porque es purista y conecta rápido con los tendidos, sobre todo cuando torea con la mano izquierda.

De Alejandro Conquero, que está más placeado, lo que no acabamos de entender es la enorme frialdad del público con él, siendo también un torero de la tierra, sin dar mérito a la faena del quinto de la tarde, que bien hubiera merecido una oreja aunque la petición no fuera unánime. Tampoco él puso mucho de su parte porque no se puede contar ningún pase de cartel de toro y, sobre todo, nunca midió bien las distancias ni el sitio para la faena de cada novillo, que como Núñez que eran, cuando se le baja la muleta y hay quietud y temple, termina embistiendo de carril y trasmitiendo a los tendidos.

No fue una novillada de triunfo, como todos esperaban, pero los toros traían casta y movilidad para que se cortaran más orejas. Emilio Silvera sabe muy bien lo que le falló. Pero Alejadro Conquero, sabe, en realidad, ¿por qué se le fue la tarde?

 

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